Todo el mundo tiene un poco de celos, pero no es lo mismo
estar celoso “un poco” que estar apasionado con los celos.
En la obra
shakesperiana Otelo decía que un hombre puede ser dueño de un ser tan tierno
como Desdémona pero que un hombre no puede ser dueño de sus pasiones.
División
entre hombre-mujer y ternura –pasión.
No hay peor tormento para un enamorado que el de los celos. La
desconfianza incrementa el afán posesivo del celoso que termina convirtiendo a
la pareja amada en un objeto de su propiedad que podría serle arrebatado.
Los celos “normales” son fantasmáticos y no suelen desbordar
el campo imaginario. El tercero siempre existe desde el inicio fantaseado o no,
se establece el triangulo: papá-mamá y el niño. Salvo en el caso de una pareja dual tipo simbiótica
donde ilusoriamente se completan, no dando lugar a que falte nada y de esa manera se producirá la
fuga del deseo.
En los celos patológicos solo se es a través del otro,
posesión ilimitada para hacerme existir, son expresión de una historia que en
general ha sido atravesada por el desamor y el desamparo.
Toda relación esta afectada por una incertidumbre básica q
es insoportable para el celoso q pretende alcanzar una certidumbre absoluta
respecto al ser amado.. Los celos implican sentimientos de exclusión, abandono
y humillación. Separado de su pareja el celoso se convierte en un deshecho, así
los celos se acercan a la melancolía ya
que se identifica con el objeto rechazado, sobrante y excluido relacionándose
además con su baja autoestima (yo labil e inseguro).
Para Freud los celos en una pareja son condición erógena, se
ama porque se sienten celos y no a la inversa.
Muchas veces en forma Icc (inconsciente). en una infidelidad el tercero es
alguien elegido que podría ser deseado por el engañado, cerrando así el triángulo, uno apetece el deseo, pero del
otro.
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