miércoles, 26 de marzo de 2014

LA PAREJA.



LA PAREJA. 1ra. PARTE

Es un proceso complejo abierto a múltiples fracasos y extravíos, ya que se debe articular un pacto deseante que no desconozca la propia libertad, a la vez que respete las diferencias del otro.
Una relación que no implique ni el sometimiento, ni la sumisión del otro y que permita desplegar los roles sexuales en sus diferencias.
Es difícil relacionar, amor, deseo y pasión. El amor se relaciona mas con la idealización, y el deseo con la pasión.
La patología emerge cuando “se ama sin deseo ó se desea sin amar”(Freud).
Fuerte disociación entre el objeto edípico idealizado o su opuesta denigración.
El otro no debe completarme, sino complementarme.
El enamoramiento es solo pasión efímera y fugaz?
Todo encuentro de 2 personas es un reencuento al menos de a 3.
En la pareja hay pactos formales explícitos e implícitos que exigen permanencia, estabilidad y seguridad, pero el deseo es errático, mutante, con una estructura inconsciente de insatisfacción, lo que crea una tensión entre las leyes de la cultura (a través de los mandatos) vs. las del orden del deseo.
Hombres y mujeres deben estar bien situados en sus lugares (posiciones) y poder desplegar sus componentes opuestos (femeninos y masculinos) ayudado por el otro. Sin resolver este conflicto la pareja… tiende a fracasar. 
Una pareja disfuncional tiene entre otras características:

  • falta de comunicación
  • tensión constante
  • algun tipo de relación con las adicciones
  • ausencia de compatibilidad, emocional y sexual
  • aspectos relacionados a la autoestima
  • infidelidades frecuentes
  • incomodidad, abusos, violencia (física, psíquica o verbal) 

 Lic. Carlos Tryskier
www.psicarlostryskier.com.ar

jueves, 6 de marzo de 2014

CRISIS...EN LA MEDIANA EDAD...? 2da.Parte



                                                      BUENA CRISIS, MALA CRISIS...

Carl Jung decía sobre la crisis de la mediana edad: “Desde la mitad de la vida hacia adelante, solo permanece vital aquel que está preparado para morir con vida.”. Eso significa que, en esa etapa de cambio de visión de las cosas, de renovación de la personalidad, los gustos y las actitudes, quien la supera exitoso es quien admite el final de otras etapas pasadas y acoge con serenidad la siguiente.
Por el contrario, hay personas a quien esa crisis de identidad les confunde e inquieta, pensando en la vejez como algo próximo e inasumible, hasta el punto de que desean volver a la juventud, adoptando actitudes y formas de vestir y comportarse meramente juveniles, que les hacen verse desfasados y no hacen más que complicar su transición a la edad madura. Otros, reaccionan en actitud de huída, y rompen con sus costumbres, su hábitat o incluso sus círculos familiares o sociales.
De ahí que exista un alto índice de divorcios, repentinos e incomprensibles para los allegados, en hombres de esa franja de edad. Y algunas personas llevan ese darse cuenta de la nueva etapa al ámbito de la desilusión, la desgana y el sentirse fracasados o insignificantes, o demasiado “viejos” para seguir soñando y teniendo nuevos proyectos, lo que conlleva un encerrarse en sí mismo, renegar del mundo y temer la llegada de enfermedades, la senectud o la muerte.


La madurez no es una renuncia a los sueños de juventud, ni un declive hacia la vejez, sino un nuevo comienzo desde la coherencia, la retrospección y la ilusión madurada.

Lic.CarlosTryskier 
www.psicarlos tryskier.com.ar

miércoles, 5 de marzo de 2014

CRISIS EN LA MEDIANA EDAD...?



MEDIANA EDAD. ETAPA DE CRISIS O CRECIMIENTO...?
El reconocido psiquiatra, psicólogo, escritor y filósofo, investigó y profundizó en la llamada “crisis de la mediana edad”, a la que dedicó un significativo lugar en sus obras.
Decía Jung que la mediana edad es “el atardecer de la vida” y que es tan importante como “la mañana”, es decir, la adolescencia y juventud, pero regida por distintas leyes. De ese modo, tanto para Jung como para muchos otros estudiosos de esa etapa de la vida humana, esos son años en que la persona sufre cambios tanto físicos como psicológicos de vital trascendencia.
Jung escribió que, en esa fase, es relevante darse cuenta de esos cambios, admitirlos y asumirlos como un capítulo más de la vida, y no dejarse llevar por los miedos e insatisfacciones recurrentes que surgen durante esos años de cambios físicos y mentales Es un tiempo no solo de cambio, sino de reajuste de la propia imagen y la propia experiencia. Es cuando, el individuo, empieza a preguntarse qué ha hecho con su vida, quién es y hacia dónde va y, desde luego, hacia dónde quiere ir realmente.
Según Jung, la primera mitad de la vida mantiene al ser humano ocupado en formarse y autoafirmarse, dejando de lado esa otra parte inconsciente que él llama “el ánima o el ánimus”, y que relaciona con los arquetipos maternal y paternal; la segunda mitad de la vida es el momento en que el ánimus y el ánima, esa parte espiritual inconsciente, “en sombra”, vuelve a resurgir y debería ser reconocida y reintegrada en la personalidad del individuo, para poder renovarse y seguir creciendo.
Para Jung, la pregunta correcta ante la crisis, o cambio, de la mediana edad no sería la de “¿qué ha pasado?”, sino la de “¿qué quiero que pase?”. Es decir, Jung aboga porque, ese periodo de la vida, es cuando cada uno de nosotros intenta integrar sus sueños acallados, su potencial negado y sin realizar, sus verdaderos deseos para su vida, a ese “yo” que ha ido forjando durante los primeros años. Es la hora de sentirse uno mismo, de reconocerse, desarrollarse y madurar como ser humano completado.
Lic.Carlos Tryskier
www.psicarlostryskier.com.ar