sábado, 28 de junio de 2014

LA SOLEDAD ES UN AMIGO QUE NO ESTA...



                                                                  Se puede interpretar la soledad de dos maneras: estar solo o sentirse solo.

Estar solo es un hecho común para todos. No siempre estamos acompañados. Esta experiencia de soledad se puede disfrutar mucho y suele ser muy constructiva.
Cuando estamos solos podemos no hacer nada y sentirnos bien, descansar, disfrutar de la naturaleza, tomar sol, caminar, meditar o simplemente hacer lo que nos gusta sin interferencias de otras personas.Sentirse solos es diferente, porque uno se puede sentir solo también en compañía.El sentimiento de soledad está relacionado con el aislamiento, la noción de no formar parte de algo, la idea de no estar incluido en ningún proyecto y entender que a nadie le importamos lo suficiente como para pertenecer a su mundo.

El sentimiento de no pertenencia nos lleva a la depresión, cuando además nos sentimos culpables de nuestra propia soledad.Es una ilusión creer estar acompañado porque en realidad la mayoría está sola.No muchos saben lo que es una verdadera relación y crean vínculos que no lo son.Sólo una persona madura puede tener una relación verdadera, porque se ha liberado de las dependencias.
La madurez es la capacidad de vivir la vida sin muletas ocasionales, es aprender a hacerse cargo de los propios problemas, reflexionando antes de actuar y haciéndose responsable de las consecuencias de las acciones, sin proyectar los errores en los demás.La relación no implica tener a alguien para eventualmente apoyarse, sino por el contrario significa interesarse por el otro y comprenderlo tratando de olvidarse de uno mismo.La dependencia crea vínculos dependientes con personas omnipotentes, intentando recrear la simbiosis madre-hijo, y ese tipo de relación patológica, que tiene carácter sadomasoquista, está destinada al fracaso.
Recién cuando nos liberamos de las dependencias y nos olvidamos de nosotros mismos aprendemos a vivir, a no tener miedo y a ser libres, accediendo a la posibilidad de una verdadera relación.Si no hay desarrollo personal tampoco puede haber una relación duradera, porque el estancamiento produce aburrimiento.La intención vale más que el hecho en si mismo, porque no se trata de resultados sino de orientarse hacia el camino de la propia senda.
Solamente cuando estamos solos podemos ponernos en contacto con nosotros mismos. Esa oportunidad nos permite vernos y evaluar si realmente somos como queremos ser y si estamos haciendo lo que deseamos hacer; y si esa imagen no estuviera de acuerdo con nuestras expectativas, es el momento de preguntarnos, que es lo que estamos haciendo ahora para lograrlo...

Lic.Carlos Tryskier 
www.psicarlostryskier.com.ar 

jueves, 12 de junio de 2014

CUANDO DEBO CONSULTAR A UN PSICOLOGO...?



                                                   

“Si te duelen las muelas vas al odontólogo

y si te duelen los sentimientos…?”


 No nos engañemos. Tomar la decisión de ir a un psicólogo no es tan simple como pagar la cuenta de la luz. Sí. En teoría, estamos en tiempos de apertura mental y liberación de prejuicios. Pero a la hora de la hora, no hay tal. “Fulano va al psicólogo”, dicen algunos en voz baja. Desde entonces, “fulano” será blanco de miradas caritativas o suspicaces. “Va por flojo. Yo resuelvo mis propios problemas solo”, dirá alguno. “¡Pobrecito!”, señalarán otros. “Yo sí había notado algo extraño en él…”, pensarán los más desconfiados.
Para completar, no es despreciable el número de personas que siente verdadera aversión por los psicólogos. Muchos piensan que se trata de aprendices de brujo que te dan consejos obvios y te cobran por perder el tiempo contigo. Dicen que venden aire para que aprendas que el agua moja.
¿Cuándo debes consultar?
Es difícil separarse de la mirada de los demás y tomar la decisión autónoma de consultar un psicólogo. Generalmente se hace durante una fuerte crisis, cuando te das cuenta de que si no haces algo, te hundes. No es necesario esperar hasta estar en una situación extrema para tomar la sana decisión de pedir ayuda.
Estas son algunas de las condiciones que hacen necesaria una intervención psicológica en tu vida:
* Cuando sientes que has perdido la esperanza.
* Cuando sufres y no logras identificar un por qué concreto.
* Cuando el conflicto, o la agresión, o la dependencia son el fundamento de tu relación con los demás, así pienses que son ellos los que generan el problema.
* Cuando la angustia y el miedo inespecífico son tu pan de cada día.
* Cuando tu expresión favorita es: “Estoy harto”.
De hecho, si se te ha pasado por la mente consultar con un psicólogo, simplemente hazlo. Así no veas grave lo que te sucede. Lo peor que puede ocurrirte es vivir una nueva experiencia que puede ser o no, lo que estás buscando.
“Uno habla solo porque uno no dice jamás sino una sola y misma cosa,salvo si uno se abre a dialogar con un psicoanalista…”
Lacan- Seminario XXIV -11/1/77
Lo que debes tener en cuenta
Cuando comprendes que no te alcanza el consejo de un amigo, y que no es lo mismo…
Un psicólogo no es un nuevo mejor amigo. Se trata de un profesional entrenado para ayudarte a reorganizar tus ideas y tus sentimientos, de modo que sufras menos y tengas una vida más armónica.
El resultado de una intervención psicológica no es la felicidad plena. Lo que un profesional de la salud puede hacer por ti es aportarte herramientas para que abordes tus problemas y conflictos con mayor asertividad. Esto, evidentemente, mejorará tu calidad de vida, pero no te inmunizará contra el sufrimiento o la confusión.
No todos los psicólogos son iguales. Los hay más directivos, que construyen contigo soluciones puntuales para el asunto que te llevó a consulta y optan por una terapia breve. Otros buscarán ir un poco más allá y no solamente trabajarán el problema que te aqueja aquí y ahora, sino que ahondarán en el contexto de tu vida. Algunos más te llevarán a buscar las fuerzas inconscientes que operan en lo más profundo de tu ser, en el marco de un proceso largo.
Es importante que investigues antes de elegir el tipo de intervención que quieres. También debes asegurarte de consultar un profesional idóneo y preguntarle abiertamente por su enfoque y su metodología de trabajo.
Algo que te puede parecer antipático es el tema del tiempo y el dinero. No es fácil acostumbrarse a desnudar el corazón herido ante alguien que en cualquier momento te dice “Acabó su tiempo” y luego te cobra. Al principio dan ganas de llorar. Con el tiempo, entiendes que buena parte de tu cura depende de esos dos factores: encuadrar un momento para la terapia y quedar libre de lazos con el psicólogo pagándole por su trabajo.



Lic Carlos Tryskier
www.psicarlostryskier.com.ar