jueves, 16 de junio de 2016

SIGNOS Y SINTOMAS DE LA DEPRESION



La depresión es una enfermedad que afecta a la mente y al cuerpo, produciendo cambios a nivel del sueño, el apetito y la percepción que tenemos de nosotros mismos y el mundo en general. La depresión no es una señal de debilidad y tampoco es una elección personal. La depresión va más allá del sufrimiento normal: si estás deprimido tendrás algunos signos y síntomas que pueden durar semanas o incluso meses y años si no se sigue el tratamiento apropiado.

Algunos signos y síntomas frecuentes en la depresión son:
  • Tristeza, ansiedad o sentimiento de vacío persistentes
  • Pérdida de interés en actividades que antes producían placer, incluyendo la actividad sexual
  • Fatiga o pérdida de energía
  • Pérdida de apetito (pérdida de peso) o aumento del apetito (aumento del peso)
  • Problemas para dormir, insomnio, problemas para mantener el sueño o dormir demasiado
  • Pérdida de la expresión emocional (emociones aplanadas)
  • Sentimiento de desesperanza, pesimismo, culpa o inutilidad
  • Retraimiento social
  • Problemas para concentrarse, recordar o tomar decisiones
  • Irritabilidad
  • Problemas físicos persistentes como jaquecas o cefaleas, problemas digestivos, dolor crónico, que no responden al tratamiento
  • Pensamientos o ideación suicida, intentos de suicidio o auto-lesiones.
La depresión suele acompañarse de ansiedad y de dificultades en las relaciones familiares, amistades y a nivel laboral.
Algunos síntomas son más comunes en los niños (problemas de conducta), adolescentes (irritabilidad), o personas mayores (retraimiento, apatía o ideas delirantes). La depresión incluye también procesos biológicos y los síntomas físicos son frecuentes.

Síntomas físicos asociados a la depresión:
  • Sensación de tensión interna
  • Reducción del apetito y pérdida de peso
  • Pérdida de interés sexual
  • Cefaleas/Jaquecas
  • Mareos
  • Dolor de espalda
  • Problemas para respirar
  • Problemas de corazón
  • Problemas gastrointestinales
  • Dolor abdominal
En ocasiones, las personas que tienen depresión suelen reconocer primero algunos síntomas físicos. Sin embargo, muchas veces estos síntomas no son reconocidos y relacionados con la depresión. Si tienes una condición física (por ejemplo: dolores de espalda), previos a la depresión, es normal que estos se agudicen durante un episodio depresivo.
A pesar de que los síntomas físicos se asocian a aproximadamente dos tercios de los casos de depresión, a veces puede ser difícil para el médico de cabecera establecer esta relación. Si este es tu caso puedes pedir una segunda opinión. Comenta esto con tu médico.
 Los síntomas de ansiedad son también muy frecuentes en la depresión y pueden expresarse a nivel físico como una opresión en el pecho, falta de aire, nauseas o sensación de mareo. 

Lic. Carlos Tryskier 
www.psicarlostryskier.com.ar

lunes, 6 de junio de 2016

TECNICAS DE INTEGRACION CEREBRAL basadas en las NEUROCIENCIAS

                                                    Nuestro cerebro se encarga de procesar datos, sin embargo, cada dato va cargado de sentimientos, sensaciones y creencias. Es un hecho que nuestro estado de ánimo influye en la manera en que guardamos recuerdos e influye, también, en los recuerdos que evocamos. Por lo tanto, cuando estamos de mal humor, tendemos a recordar detalles más negativos, de igual manera, cuando nos sentimos felices, nuestros recuerdos tienden a ser positivos.
Todos tenemos un hemisferio dominante, que es el que determina como se ve y experimenta el
mundo. Cuanto más dominante es un hemisferio sobre otro, más determina la conducta y las percepciones. Usamos ambos hemisferios de forma sincronizada, cambiando permanentemente su activación en una ida y vuelta, para obtener los mejores beneficios de ambos.
El Dr. Bessel van der Kolk (1996) neurofisiólogo holandés, cuyo trabajo integra los aspectos biológicos, psicodinámicos e interpersonales del impacto del trauma, encontró que los traumas producen un desequilibrio en la sincronía de ambos hemisferios cerebrales, con una marcada lateralización derecha (prevalencia del hemisferio derecho).
Esto implica que cuando se produce el trauma, queda fuera de conexión el hemisferio izquierdo que es el que almacena los recursos, los sentimientos, pensamientos o creencias positivas (necesarias para resolver la situación que el trauma produjo), y que al desactivarte automáticamente, posibilita que el control de la situación pase al hemisferio derecho, que es por el contrario, el que almacena el trauma, los sentimientos y pensamientos o creencias negativas y que, entre otras muchas funciones, nos protege con su desconfianza y alerta de los peligros reales que acechan en la vida. La patología aparece cuando la comunicación entre los dos hemisferios se bloquea parcial o totalmente. Esto ocurre cuando la persona vive una situación estresante, o está en shock, o cuando está incrédula. En ese momento los hemisferios cerebrales pierden la capacidad de comunicarse y adaptarse, apareciendo los síntomas de la perturbación (Solvey & Solvey, 2006).
 Las Técnicas de Integración Cerebral (Técnicas de las gafas hemisféricas y Técnicas de un ojo por vez), son dos nuevos métodos terapéuticos, pertenecientes a las Técnicas de Avanzada (Solvey & Solvey 2000),que están basadas en los nuevos paradigmas de las neurociencias respecto a las funciones cerebrales y que, con un abordaje completamente diferente a los tradicionales, obtienen modificaciones en las respuestas neurofisiológicas del cerebro frente al hecho perturbador y, como resultado de esto, se produce la resolución de la sintomatología. Hasta ahora las terapias “parlantes” intentaban cambiar el pensamiento del paciente con respecto al problema y consideraban que la curación de los cuadros emocionales debe ser necesariamente lenta, trabajosa y sufriente. Recientemente y con la Técnicas de Integración Cerebral, la intención no es cambiar el pensamiento del paciente con respecto al problema, sino un cambio en la neurofisiología existente en el momento de pensar, mediante diferentes abordajes, cambiando en contenido de los pensamientos y de las emociones, así como su importancia relativa.
CÓMO ACTÚAN Y QUÉ EFECTOS SE CONSIGUEN:  La emoción inapropiada produce un desequilibrio eléctrico entre ambos hemisferios cerebrales, y como consecuencia, se mantienen las emociones disfuncionales en forma intacta. Con las Técnicas de Integración Cerebral, se consigue el intercambio de información por medio del cuerpo calloso (que es la parte cerebral que los une) y con ello, que aumente la capacidad de comunicarse entre sí: al cotejar y ligar rápidamente emociones y creencias negativas que pertenecen al hemisferio cerebral derecho, con las soluciones y recursos del hemisferio cerebral izquierdo lográndose la integración-, se consigue la modificación de pensamientos y sentimientos negativos, y con ello se adquiere por parte del sujeto, una visión más realista, viable y adaptativa de percibir su entorno y a sí mismo. 
 En lugar de llevar meses o años de las convencionales "terapias parlantes", se trabaja rápida y eficazmente en un número reducido de sesiones, llegando incluso en determinadas ocasiones y tipos de personas, a lograr resolver un problema en una sola sesión. Esto es también valido para la comparación de los resultados que se logran, de modo que no sólo se consigue velocidad (importante cuando se está inmerso en una disfunción y/o problema que en muchos casos genera una gran angustia) sino que también se logra una modificación apreciable o una curación definitiva de la sintomatología perturbadora que incomoda el día a día de la persona afectada por distintos cuadros psicopatológicos como los trastornos de ansiedad, ataques de pánico, fobias, trastorno obsesivo-compulsivo, estrés postraumático, depresiones, trastornos disociativos y condiciones somáticas… etc.

Revisado por el Lic. Carlos Tryskier
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sábado, 4 de junio de 2016

JUEGO Y NEUROCIENCIAS, Parte 2



La creatividad es la habilidad que nos permite hallar nuevas y mejores formas de hacer las cosas y de resolver los problemas que nos plantea la vida día a día.
En los espacios y tiempos de juego es donde crece y se desarrolla esta creatividad. Para crear hay que poder jugar mucho, y con diversos objetos que el niño pueda desarmar y volver a armar, articular, asociarlos con los conocidos pensando en los no conocidos, imaginándolos, moviéndolos, comparándolos, midiéndolos, pensando, sintiendo, desentramando sus materiales, sus orígenes, enunciando sobres ellos, explicando, definiendo, conceptualizando, relacionándolos…
Las tareas lúdicas generan ideas, estimulan el pensamiento de los niños. 
Toda tarea lúdica incluye desafíos mentales, compartir ideas, especular, emocionarse con lo que se descubre, profundizar en sus sentidos y sentimientos, lograr un mejor conocimiento de uno mismo, y tomar conciencia de que los demás existen, actúan, sienten de manera idéntica o de manera diferente a uno mismo. Si todo esto se da en un ambiente seguro, ordenado y tranquilo el cerebro emocional no detecta ninguna amenaza en el medio ambiente y se puede contar a pleno con los lóbulos prefrontales y la atención ejecutiva.
El juego favorece la expresión verbal, gestual, desarrolla las capacidades de observación, de reflexión, de imaginación. A través del mismo, el niño se expresa y se comunica, explora, despliega su interioridad de manera creativa e imaginaria, desarrollando su personalidad, canalizando emociones, sentimientos y necesidades; resolviendo conflictos.
Pellis dice que jugar con otros requiere constantemente un cuidado, una lectura y un saber diferenciar las intenciones de los otros para así ajustar el propio comportamiento. Estos componentes interrelacionados mejoran el repertorio de habilidades sociales, emocionales y cognitivas del niño.
El valor del juego para el aprendizaje (entendido como cambio a través de la experiencia – cualquier variación en las conexiones sinápticas que produzcan cambios en el pensamiento y comportamiento) reside en la propiedad fundamental de la calibración de las emociones. 
El placer de jugar desarrolla una disposición a buscar nuevas experiencias, a pensar y a actuar de forma diferente. Las experiencias que se obtengan de esto pasaran a funciones sociales o cognitivas más específicas. Mediante el juego, los niños se sitúan a sí mismos en un mejor estado de interacción mente-cuerpo-entorno (MA), ciertamente más que si no hubiera juego.
Los escenarios lúdicos, espacios seguros y enriquecidos para la enseñanza, con estímulos novedosos y atractivos, generan en los niños dopamina, serotonina y noradrenalina, los pilares de una vida feliz y trascendente.

Revisado por el Lic. Tryskier sobre una nota de

FENIX Equipo Lúdico-Pedagógico


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JUEGO Y NEUROCIENCIAS. Parte 1



“Sólo cuando entendamos la naturaleza del juego podremos entender cómo mejorar el destino de las sociedades humanas en un mundo mutuamente dependiente, el futuro de nuestra especie, y quizás incluso el mismo destino de la biósfera” G.M. Burghardt.

“El fenómeno lúdico y el desarrollo cerebral”
El juego es un mecanismo básico para mantener la supervivencia, porque crea un estado emocionalmente positivo, donde se está cómodo y se disfruta de estar vivo en el entorno inmediato.
Al jugar los niños reubican sus mundos para hacerlos más comprensibles, menos aterradores a veces; esto les permite crear un sitio seguro en el que se pueden experimentar emociones sin las consecuencias que podrían tener en el mundo “real”. Si bien el juego es principalmente una conducta y un fin en sí mismo, por el placer y la alegría de poder hacerlo, también es más que eso, es esencial para la salud y el bienestar de los seres humanos.
El juego estimula y propicia escenarios y oportunidades para que los niños alcancen la plena realización de sus potencialidades favoreciendo un sano desarrollo de su cerebro.
Dicho desarrollo si bien continua a lo largo de toda la vida, a medida que la experiencia va acumulando recuerdos y aprendizajes, modelando, de esta manera, las estructuras y funciones del cerebro (neuroplasticidad y modelado de redes hebbianas); es incomparablemente mayor en esta etapa respecto a momentos sucesivos. Los primeros años de vida de un niño comprenden un período muy importante en el crecimiento y desarrollo cerebral.
El juego puede servir para dar forma e integrar estructuras neurales de la motivación, la percepción y la emoción de un modo que ofrezca una mejor oportunidad de supervivencia. En términos neurales, genera posibilidades de sentir, actuar y pensar en formas no lineales, manteniendo la plasticidad y la apertura a la interacción con el entorno, en lugar de respuestas estereotipadas.
“El cerebro no sólo da forma al juego… el juego también modela al cerebro”
El juego ofrece la oportunidad de desarrollar y probar un abanico de respuestas sin consecuencias serias, parodiar emociones primarias mediante el elemento “como sí” (“como si” las emociones que se presentan en el juego fueran reales) pero sin las consecuencias reales. Estas experiencias contribuyen a dar forma a la geografía neural, mejorando sistemas neuronales vinculados con lo emocional y con los aprendizajes.
La manifestación de emociones positivas aumentan la experiencias compartidas de felicidad, amplían las interacciones y mediante la risa se activan las regiones de placer del cerebro y produce estados positivos en aquellos que ríen, al mismo tiempo que despierta emociones positivas en aquellos que observan (Neuronas en espejo).
Hoy se sabe el papel central que tienen las emociones en la toma de decisiones y en nuestras acciones, por lo que haber disfrutado de variadas situaciones lúdicas sustentará mejor nuestra flexibilidad emocional.
Vogt sugiere que un niño debe jugar entre 7 y 9 horas por día, si bien se sabe que esto es muy difícil de poder lograr, el Jardín Maternal o Jardín de Infantes podría garantizar más o menos la mitad. Y luego, en los momentos en que el niño está descansando físicamente y que no se dedica evidentemente con su mente a otra tarea, su cerebro sin embargo seguirá permaneciendo intensamente activo. Estos estados de reposo son muy importantes para el normal desarrollo de las estructuras cerebrales. También el sueño desempeña un papel decisivo en el aprendizaje y la memoria; ya que en los momentos de sueño el cuerpo repone energías y el cerebro reprocesa las experiencias acumuladas durante las horas de vigilia, favoreciendo la consolidación de conocimientos dentro de la memoria a largo plazo.

                                              “Jugar es hacer” y “Crear es también hacer” 

Revisado por el Lic.Carlos Tryskier
 www.psicarlostryskier.com.ar

NEUROEDUCACIÓN: La alegría como base del aprendizaje.



Los niños hoy aprenden, desde muy pronto, conceptos abstractos en habitaciones con ventanales sin mucha luz o luz artificial, con el rigor y la seriedad de maestros que se aleja de aquel “juego” primitivo que generaba aprender y memorizar de lo sensorial directo, “con alegría”, base de la atención y el despertar de la curiosidad”. 
Entender esto hoy en su raíz y desde la perspectiva de cómo funciona el cerebro y sacar ventaja de ello “es un primer principio básico de la enseñanza con el que se puede llegar a aprender y memorizar mejor. estos principios se pueden extender en su aplicación no solo a la enseñanza básica o durante la adolescencia sino a los más altos estudios universitarios o a estudios aplicados sea la empresa o la investigación científica”.
 “La neurociencia cognitiva ya nos indica, a través del estudio de la actividad de las diferentes áreas del cerebro y sus funciones que solo puede ser verdaderamente aprendido aquello que te dice algo. aquello que llama la atención y genera emoción. aquello que es diferente y sobresale de la monotonía”. “La atención, ventana del conocimiento, despierta cuando hay algo nuevo en el entorno. Ese ‘algo nuevo’ apela, como hace millones de años, a la supervivencia como último significado”.
 “La atención nace de algo que puede significar recompensa (placer) o castigo (peligro) y que por tanto tiene que ver con nuestra propia vida”. “Pero con el devenir evolutivo y la propia civilización, aprender y memorizar son mecanismos que los hemos llevado a unos niveles tan abstractos y de tan alto calado social que escapan y se han venido alejando de las raíces inviolables, genéticas y evolutivas, de aquella alegría que en su origen significó verdaderamente aprender y memorizar”. Conocer cómo funciona el cerebro revitalizaría la enseñanza y el aprendizaje en este nuevo contexto de una cultura avanzada, “requiere un conocimiento de cómo funciona el cerebro en esos procesos y llevarlo a los maestros y los profesores para que estos finalmente lo apliquen en las aulas”.
“De esto se han dado cuenta muy recientemente prestigiosos pensadores e instituciones como el recién creado Centro de Neurociencia para la Educación de la Universidad de Cambridge o la International Mind-Brain and Education Society a través de su revista Mind, Brain and Education”. No obstante “es bien cierto que, hasta ahora, el conocimiento extraído de las neurociencias no ha sido fácil mostrarlo a los maestros y ellos transferirlo como método a la enseñanza de los niños o los estudiantes de instituto”, “existen problemas en la relación neurocientífico-maestro (y mas allá profesores universitarios) sobre todo en el lenguaje utilizado por los primeros para dirigirse a los segundos en la transferencia de estos conocimientos. y en los segundos, los maestros, para captar, con certeza y seguridad esos conocimientos a la hora de emplearlos con los alumnos”. 

Fragmento del libro  Neuroeducación del Dr, Mora.