miércoles, 16 de julio de 2014

MITO DEL ANDROGINO EL ANTECEDENTE DE LA MEDIA NARANJA



                                                                                            


Contaba Aristófanes, que en un principio, la raza humana era casi perfecta.

   Los seres eran esféricos como naranjas; tenían dos caras opuestas sobre una misma cabeza, cuatro brazos y cuatro piernas que utilizaban para desplazarse rodando. Estos seres podían ser de tres clases: uno, compuesto de hombre + hombre, otro de mujer + mujer y un tercero (el ‘andrógino’), de hombre + mujer.
.Su vanidad les llevó a enfrentarse a los dioses creyéndose semejantes a ellos. Zeus los castigó partiéndolos por la mitad con el rayo; y mandó a Hermes que a cada uno le atara la carne sobrante en torno al ombligo.
Ya repuestos, los seres andaban tristes buscando siempre a su otra mitad, y si alguna vez llegaban a encontrarse con ella, se enlazaban con sus brazos hasta dejarse morir de inanición.
Zeus, compadecido por la estirpe humana, ordenó a Hermes que les girase la cara hacia el mismo lado donde tenían el sexo: de este modo, cada vez que uno de estos seres encontrara a su otra mitad, de esa unión pudiera obtener placer y si además se trataba de un ser andrógino pudieran tener descendencia.

Desde entonces los seres humanos nos vemos condenados a buscar entre nuestros semejantes a nuestra media naranja con la que unirnos en abrazos que nos hagan más “completos”. Sin embargo, Zeus amenazó con cortarnos de nuevo en dos mitades -para que, así, caminemos dando saltos sobre una sola pierna-, en caso de que la raza humana no aprenda a respetar sus propios límites y a superar su peligrosa arrogancia.
“Las personas que se ponen en pareja para salir de la soledad, van camino al fracaso”… Hay un gran mito, el de la media naranja. Hay mucha gente en pareja que se siente sola.
No somos una media naranja, somos una naranja completa. Yo no me pongo en pareja para salir de la soledad, esa no es una motivación correcta. La única motivación correcta y sana es el amor.
El otro no debe ilusoriamente completarme, sino complementarme, no se trata de ser 2 en 1…, sino de ser 1+1.

Lic. Carlos Tryskier
www.psicarlostryskier.com.ar


martes, 15 de julio de 2014

EL AMOR DESDE UNA MIRADA PSICOANALITICA. PARTE 2



En una entrevista que le hicieron a Miller,
principal discípulo (y yerno) de Lacan le preguntaron qué es verdaderamente amar. Y dijo algo fabuloso: “Amar verdaderamente a alguien es creer que amándolo, se accederá a una verdad sobre uno mismo. Amamos a aquel o aquella que esconde la respuesta, o una respuesta a nuestra pregunta: “¿Quién soy yo?”.
Lacan también decía algo que se malinterpretó muchas veces: “el Amor siempre es reciproco”. Explica Miller en esa entrevista: “No quiere decir que basta con amar a alguien para que él lo ame. Eso sería absurdo. Quiere decir: “Si yo te amo, es que tu eres amable” (amable en el sentido de ser alguien a quien se puede amar, que genera amor en otros, aclaración mía que no figura en la entrevista). “Soy yo quien ama, pero tú, tú también estas implicado, puesto que hay en ti algo que hace que te ame. Es reciproco porque hay un ir y venir: el amor que tengo por ti no es solo asunto mío, sino también tuyo. Mi amor dice algo de ti que quizás tu mismo no conozcas.” Eso no asegura en absoluto que al amor de uno responderá el amor del otro: cuando eso se produce siempre es del orden del milagro, no se puede calcular por anticipado”.
¿Y qué pasa con la culpa? ¿Qué pasa cuando no logramos darnos permiso ni siquiera para sentir? Desde el Psicoanálisis se nos propone desvictimizarnos, salir del lugar de la victima, la victima de las circunstancias y del tormento interior y, en consecuencia, en vez de decir “me siento culpable” asumir la responsabilidad por lo que sentimos. Una “ética de la responsabilidad” es salir de la “ética de la culpa”…. Claro, no es fácil. La culpa nos paraliza, no nos deja actuar… En definitiva, la culpa nos deja en suspenso, y logra que no avancemos… Nos hace el juego, es funcional a nuestros miedos mas ancestrales de salir del cascarón, de ser un objetito, y transformarnos en sujetos de pleno derecho y deseo.
Si sentimos culpa, NO TENEMOS OBLIGACION DE ACTUAR!!!!! La culpa, en definitiva, nos conviene…
Actuar por culpa tiene, en la mayoría de los casos, un efecto aniquilador: cuando decidimos algo en contra de nosotros mismos y por la culpa que nos genera algo o alguien, vamos a terminar, sistemáticamente, haciéndole pagar un alto precio a quien parecería ser el beneficiario de nuestro sacrificio. Cuando las cosas no las hacemos por amor genuino sino por culpa, algo del orden de la agresión y del odio se va a traslucir en nuestras acciones.
Porque le hicimos cargar a ese supuesto beneficiario con todo el peso de no haber asumido nosotros mismos lo que realmente queremos. Cuando en realidad, la responsabilidad siempre es nuestra, aunque no la asumamos.
Lacan decía que la culpa nacía de haber cedido al deseo. No importa en qué plano. Para la mente da lo mismo si se fantasea o si se lleva a la realidad. Algo del deseo mas genuino se asomó y la culpa aguijoneó.
Otra de las consecuencias de vencer la culpa y asumir la responsabilidad es que no queda mas remedio, de esta forma, que empezar a tomar las riendas de la propia vida, y eso también es hacerse responsable de los demás y de lo que vamos generando cuando nos convertimos en personas “amables” al decir de Miller. Dicen algunos que el sujeto que surge de la responsabilidad no necesita refugiarse en la culpa, solo responder a su deseo. El deseo que lo transforma en un sujeto y que le permite salir de su eterno rol de paquete, de objeto.
Hacerse cargo de los propios sentimientos es muy difícil. Pero absolutamente imprescindible.
La valentía y la verdad van de la mano. La mentira se escuda en la cobardía, son socias. El silencio, muchas veces, es un cómplice.
Prestemos atención a los sentimientos que nos generan las personas y a los que generamos nosotros en los demás. A veces son una buena señal de como estamos internamente respecto al resto de cosas y no solo respecto a lo que aparece como lo mas directamente involucrado.
Sin valentía y sin responsabilidad no hay forma de acercarse al milagro del Amor compartido. Pocas veces es posible siquiera que se nos presente la oportunidad de conocerlo. Todo lo demás, es pura farsa.

Revisado por el Lic. Carlos Tryskier
www.psicarlostryskier.com.ar

EL AMOR DESDE UNA MIRADA PSICOANALITICA. PARTE 1



                                
 Algunas de las cosas mas geniales de Lacán son las que escribió sobre el Amor. Partiendo de la base que a todos nos falta algo, que nunca vamos a llenar ese espacio y que eso que nos falta es lo que nos atormenta -algo del orden de “la insoportable levedad del ser”-,
 Lacan definió el Amor como “dar lo que no se tiene a quien no lo es”…

“Dar” no es dar regalos, cosas tangibles, “llenar” al otro con cosas, no es llenar de comida… El dar del Amor es ofrecer eso que no se tiene, eso que no se es, ofrecerle al otro eso incompleto que tenemos, eso que nos falta, sabiendo que el otro a quien nos dirigimos también está incompleto, sabiendo que ni yo te puedo completar, o sea, que no puedo satisfacer todas tus necesidades, y que vos no podés completarme, o sea, no podés satisfacer todas mis necesidades. Si yo intento satisfacer todas tus necesidades, me transformo en un objeto destinado a tapar esa falta, y si soy un objeto, soy una cosa, no un sujeto (sujeto, en Psicoanálisis es algo mas que decir “persona”). Pero vamos a no cesar de intentarlo cada día. pero vamos a intentar, todos los días, de entendernos pese a ese malentendido que es, nuevamente según Lacan, la relación entre un hombre y una mujer.
Amor es dar eso insoportable. ¿Dar? ¿Ofrecer? Parecería mas un ofrecer, porque siempre está abierta la posibilidad de que el otro no acepte. Este es el riesgo del Amor. Por eso cuando descubrimos que amamos caemos en una situación de precariedad, ya que sin darnos cuenta nos vamos colocando a merced de la voluntad del otro. Ese otro, tan incompleto y necesitado como nosotros, ahora tiene el poder de aceptarnos o no… La historia personal de cada uno será determinante para ver como se tolera esta instancia. La calidad de los primeros objetos, como están introyectados, nos hará mas vulnerables, esperanzados, seguros, paranoides, indolentes, etc, etc, etc.
Raramente nos acordamos que nosotros también tenemos la posibilidad de pegar “la media vuelta” y no sufrir…
Si yo te quiero para que me completes, te anhelo como un objeto, y eso te sigue dejando en una situación de “paquete” que te ponen en un lado u otro. Surgir como sujeto es reconocer qué querés vos, cuales son tus necesidades, tus deseos, tus vulnerabilidades, tus fortalezas y animarte a no ser un objeto de los demás, a no ser un paquete que sacan de un lado y ponen en otro de acuerdo a los deseos de los demás. Esto tiene que ver con hacerte la pregunta “¿Qué quiero yo?”.
Jacques Alain Miller, el principal discípulo (y yerno) de Lacan, dice que el Amor se dirige a aquel que, pensamos, conoce nuestra verdad y nos ayuda a encontrarla soportable… Y el Amor es lo que permite soportar esa verdad, porque esa verdad nuestra es sumamente difícil de aguantar, porque siempre se trata de lo mismo, de darnos cuenta que nos falta algo y que no encontramos forma de satisfacer eso.
Y nunca hay forma.

Revisado por Lic. Carlos Tryskier
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