La tristeza es una emoción de la
que solemos rehuir, aunque no podemos escapar de ella ya que a lo largo de la
vida tenemos que lidiar con muchas situaciones que generan una profunda
tristeza, como las pérdidas.
En realidad, la tristeza es una
emoción, una reacción normal ante los eventos que nos afectan. Estar tristes no
significa estar deprimidos, aunque a menudo las personas usan ambos términos
indistintamente. Sin embargo, una tristeza profunda mantenida a lo largo del
tiempo puede dar paso a un cuadro depresivo.
De hecho, aunque la depresión
suele tener un condicionamiento genético, situaciones como la pérdida de una
persona muy querida o un gran fracaso pueden generar una enorme tristeza que
podría desembocar en una depresión. Eso significa que, en mayor o menor medida,
todos somos susceptibles de caer en las garras de la depresión, por lo que es
importante conocer en qué se diferencia de la tristeza.
1. La tristeza es una emoción,
la depresión un trastorno
La tristeza es una emoción y,
como tal, tiene un valor adaptativo. Psicólogos de la Universidad de Indiana
descubrieron que la tristeza provoca un mayor grado de activación fisiológica,
el cual nos ayuda a lidiar con la pérdida. De hecho, si lo pensamos bien,
tenemos más motivos para actuar cuando estamos tristes que cuando nos sentimos
felices y satisfechos.
Por otra parte, la depresión es
un trastorno psicológico y la tristeza es solo uno de sus síntomas. Un cuadro
depresivo se acompaña de sentimientos de angustia, inutilidad, desesperanza y
una profunda apatía. La persona también suele sentirse culpable, le cuesta
tomar decisiones y tiene problemas para concentrarse. En muchos casos aparecen
además ideas suicidas.
2. La tristeza es pasajera, la
depresión es duradera
Una investigación realizada por
psicólogos de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, ha demostrado que la
tristeza es la emoción más duradera, tarda en desaparecer 240 veces más que el
resto. Aún así, la tristeza sigue siendo una emoción “pasajera” pues no suele
durar más de algunos días o, como mucho, pocas semanas.
Sin embargo, la depresión es un
estado crónico que se diagnostica después de que la persona ha estado al menos
seis meses padeciendo los síntomas. En algunos casos se experimentan periodos
de mejoría, pero estos no suelen ser muy largos.
3. La depresión nunca llega
sola, se acompaña de abulia y anhedonia
Cuando nos sentimos tristes, es
normal que no tengamos ganas de festejar e incluso podemos experimentar
cansancio y falta de energía. Aún así, somos capaces de seguir adelante con
nuestra rutina e incluso podemos disfrutar de pequeños placeres cotidianos que
nos sacan durante un rato de nuestro estado de ánimo sombrío.
En la depresión se sufre de
abulia y anhedonia, un estado de apatía, indiferencia y pesimismo que dura
semanas o incluso meses. La persona siente que la tarea cotidiana más nimia,
como hacer las compras, cepillarse los dientes o incluso comer, es una misión
titánica carente de sentido. La persona deprimida pierde la iniciativa y no
encuentra nada que la motive o le haga disfrutar.
A lo largo de la vida atravesamos
diferentes situaciones que generan tristeza y logramos salir de ellas. De
hecho, muchas de esas situaciones sirven para fortalecernos y nos permiten
enriquecer nuestro arsenal de herramientas psicológicas para la vida.
Sin embargo, cuando la tristeza
se alarga y crees que no mejoras sino que cada vez te sientes peor, es
recomendable pedir ayuda psicológica. La tristeza prolongada puede desembocar
en una depresión. Si no logras volver a encontrar la alegría de vivir, te
aíslas de los demás y te ensimismas en tus pensamientos negativos, puedes
correr el riesgo de desarrollar un cuadro depresivo.
No es necesario que esperes a que
la depresión siente casa, un psicólogo podrá ayudarte a superar la tristeza y
retomar tu vida cotidiana. De hecho, debes tener en cuenta que mientras más
esperes para buscar tratamiento, más aumentan las probabilidades de que
aparezcan otros trastornos asociados que empeoren el pronóstico.
Un estudio realizado en la
Universidad de San Diego reveló algunos signos que podrían advertirte que la
depresión está en curso. Según estos investigadores, el 74% de las personas
diagnosticadas con depresión comenzaron a presentar problemas para conciliar el
sueño desde las primeras fases del trastorno, un 38% también tenían problemas
de memoria y dificultades para concentrarse y un 50% indicó que se sentían
fatigadas desde hacía mucho tiempo.
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