Los seres eran esféricos como
naranjas; tenían dos caras opuestas sobre una misma cabeza, cuatro brazos y
cuatro piernas que utilizaban para desplazarse rodando. Estos seres podían ser
de tres clases: uno, compuesto de hombre + hombre, otro de mujer + mujer y un
tercero (el ‘andrógino’), de hombre + mujer.
.Su vanidad les llevó a enfrentarse
a los dioses creyéndose semejantes a ellos. Zeus los castigó partiéndolos por
la mitad con el rayo; y mandó a Hermes que a cada uno le atara la carne
sobrante en torno al ombligo.
Ya repuestos, los seres andaban
tristes buscando siempre a su otra mitad, y si alguna vez llegaban a encontrarse
con ella, se enlazaban con sus brazos hasta dejarse morir de inanición.
Zeus, compadecido por la estirpe
humana, ordenó a Hermes que les girase la cara hacia el mismo lado donde tenían
el sexo: de este modo, cada vez que uno de estos seres encontrara a su otra
mitad, de esa unión pudiera obtener placer y si además se trataba de un ser
andrógino pudieran tener descendencia.
Desde entonces los seres humanos nos
vemos condenados a buscar entre nuestros semejantes a nuestra media naranja con
la que unirnos en abrazos que nos hagan más “completos”. Sin embargo, Zeus
amenazó con cortarnos de nuevo en dos mitades -para que, así, caminemos dando
saltos sobre una sola pierna-, en caso de que la raza humana no aprenda a
respetar sus propios límites y a superar su peligrosa arrogancia.
“Las personas que se ponen en pareja
para salir de la soledad, van camino al fracaso”… Hay un gran mito, el de la
media naranja. Hay mucha gente en pareja que se siente sola.
No somos una media naranja, somos
una naranja completa. Yo no me pongo en pareja para salir de la soledad, esa no
es una motivación correcta. La única motivación correcta y sana es el amor.
El otro no debe ilusoriamente
completarme, sino complementarme, no se trata de ser 2 en 1…, sino de ser 1+1.
Lic.
Carlos Tryskier
www.psicarlostryskier.com.ar
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