Los niños hoy aprenden, desde muy pronto, conceptos abstractos en habitaciones
con ventanales sin mucha luz o luz artificial, con el rigor y la seriedad de
maestros que se aleja de aquel “juego” primitivo que generaba aprender y
memorizar de lo sensorial directo, “con alegría”, base de la atención y el
despertar de la curiosidad”.
Entender esto hoy en su raíz y desde la
perspectiva de cómo funciona el cerebro y sacar ventaja de ello “es un primer
principio básico de la enseñanza con el que se puede llegar a aprender y
memorizar mejor. estos principios se pueden extender en su aplicación no solo a
la enseñanza básica o durante la adolescencia sino a los más altos estudios
universitarios o a estudios aplicados sea la empresa o la investigación
científica”.
“La neurociencia cognitiva ya nos indica, a
través del estudio de la actividad de las diferentes áreas del cerebro y sus
funciones que solo puede ser verdaderamente aprendido aquello que te dice algo.
aquello que llama la atención y genera emoción. aquello que es diferente y
sobresale de la monotonía”. “La atención, ventana del conocimiento, despierta
cuando hay algo nuevo en el entorno. Ese ‘algo nuevo’ apela, como hace millones
de años, a la supervivencia como último significado”.
“La atención nace de algo que puede significar
recompensa (placer) o castigo (peligro) y que por tanto tiene que ver con
nuestra propia vida”. “Pero con el devenir evolutivo y la propia civilización,
aprender y memorizar son mecanismos que los hemos llevado a unos niveles tan
abstractos y de tan alto calado social que escapan y se han venido alejando de
las raíces inviolables, genéticas y evolutivas, de aquella alegría que en su
origen significó verdaderamente aprender y memorizar”. Conocer cómo funciona el
cerebro revitalizaría la enseñanza y el aprendizaje en este nuevo contexto de
una cultura avanzada, “requiere un conocimiento de cómo funciona el cerebro en
esos procesos y llevarlo a los maestros y los profesores para que estos
finalmente lo apliquen en las aulas”.
“De esto se han dado cuenta
muy recientemente prestigiosos pensadores e instituciones como el recién creado
Centro de Neurociencia para la Educación de la Universidad de Cambridge o la
International Mind-Brain and Education Society a través de su revista Mind,
Brain and Education”. No obstante “es bien cierto que, hasta ahora, el
conocimiento extraído de las neurociencias no ha sido fácil mostrarlo a los
maestros y ellos transferirlo como método a la enseñanza de los niños o los
estudiantes de instituto”, “existen problemas en la relación
neurocientífico-maestro (y mas allá profesores universitarios) sobre todo en el
lenguaje utilizado por los primeros para dirigirse a los segundos en la
transferencia de estos conocimientos. y en los segundos, los maestros, para
captar, con certeza y seguridad esos conocimientos a la hora de emplearlos con
los alumnos”.
Fragmento del libro Neuroeducación del Dr, Mora.
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