De forma complementaria a la Escucha
Activa tenemos, lo que conocemos con el nombre de Escucha Reflexiva.
Ésta
requiere de una respuesta ante la primera, tratando de demostrar que la persona
ha sido escuchada y comprendida en sus sentimientos ante las circunstancias que
nos ha estado relatando.
Desde un punto de vista terapéutico
sería primordial cuando se nos presentan casos de personas a las que les cuesta
muchísimo expresarse emocionalmente, ya que nos permite formular preguntas
abiertas de forma reflexiva, que ayudan a la persona a explayarse en el
discurso sin pensar demasiado en si lo está transmitiendo bien o no. De esta
manera conseguimos que no haya interpretaciones y juicios, que no harían más
que entorpecer la comunicación.
El uso de la Escucha Reflexiva, ayuda a
ver la situación de una manera más clara, ya que la reflexión favorece el
cambio de pensamiento. Ver las cosas desde una perspectiva más positiva ayuda a
que la persona se suelte en el momento de expresar sus emociones y en
definitiva eso es lo que perseguimos, ser capaces de poder decir lo que
sentimos para descargar con ello las tensiones acumuladas.
¿Cómo conseguimos
Escuchar reflexivamente?
- Parafraseando. En esta ocasión repetiremos la afirmación
del hablante en forma de pregunta, consiguiendo de este modo hacerlo
reflexionar sobre el mensaje que emite.
Por ejemplo, ante la afirmación
contundente de “Mi mujer nunca me escucha” nosotros le preguntaremos “¿Sientes
que ella no te escucha lo suficiente?”. De esta manera podemos hacer pensar a
la persona que quizás fue algo exagerado al afirmar con rotundidades que nunca
era escuchado.
- Intentar
descubrir la emoción subyacente. En ocasiones la persona no dice como se siente pero lo
podemos llegar a deducir por sus palabras. Por ejemplo, si nos dice “Mi hermano
es un idiota”, le diremos “veo que estás enfadada con él”. Poco a poco iremos
consiguiendo que la persona exprese su emoción, sin tener que averiguarla.
- Haciendo
preguntas para asegurar la comprensión. Es importante entender bien el
mensaje, por lo que todo lo que no se entienda se debe preguntar. Por ejemplo,
si nos dice “¡No soporto a ese hombre!”, le diremos “Pareces molesta ¿te ha
sucedido algo con él?”. A través de esta pregunta abierta conseguiremos que
vaya abriéndose más a explicar su sentir interno.
- Alentando a la
persona a continuar hablando haciéndole saber así que le estamos escuchando. Mediante el contacto visual directo y
con una actitud receptiva, le haremos ver a través del lenguaje verbal y no
verbal que lo estamos escuchando. Asintiendo con la cabeza a modo de aprobación
o a través de expresiones como “Entiendo”, “Continua”.
Por Ciara Molina, revisado por Lic. Carlos Tryskier
www.psicarlostryskier.com.ar
HOLZa
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